lunes, 1 de noviembre de 2010

ACCIDENTES

Creo que ya tengo por costumbre analizar los hechos traumáticos de tal forma que me den explicaciones al resto de las situaciones que se han planteado a lo largo de la vida. Una forma más de mortificar la existencia? Pues no creo eso porque, en mi caso, suele aclarme conceptos y los fondos que determinan o han determinado un devenir.
Accidente de tráfico. Ninguna consecuencia real de daño o lesión grave. Apenas dolor de cervicales y recurrentes  imágenes del impacto. Frenas, el coche se desliza, vuelves a frenar y el coche sale impulsado contra otro. Frenas, tu vida se desliza pero no te gusta; vuelves a pisar el freno para parar todo pero no se detiene,dado que te has encontrado un manchón de aceite, incluso coges más velocidad y llegas al máximo y, de repente, te impiden avanzar. Golpe frontal.
Situaciones que pasan a diario. Manipulaciones sin más. Sibilinas. Cuando no conviene, el mundo deja de girar. ¡Qué error! Movimientos de rotación que siguen sin parar, como los derviches cuando giran y giran buscando la conexión de la tierra con lo cesleste. Movimientos de traslación como las estaciones: nacemos, crecemos, maduramos y morimos. Yo sigo creciendo porque en el accidente no he muerto. He crecido.

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