jueves, 28 de mayo de 2009

LAS CORRESPONDENCIAS VIRTUALES


"Concédame aunque sea un poquito de ese resplandor. Déjeme envidiarla. Saber envidiar lo que es bueno es mi única cualidad (...)"

Cuando encontré "Correspondencia" de Tolstoi en la biblioteca ya sabía que su lectura iba a ser muy gratificante. Sabía que se habían conservado más de 10.000 y que Acantilado publicaría una mínima parte. Pero las escogidas son toda una delicia para la vista. Entre ellas destaco las cartas de amor que escribió a Valeria Arsénieva y a su esposa Sofia Bers. Ahora ya es difícil encontrar alguien que escriba con ese nivel. En la actualidad ya no se escriben cartas de amor: sólo se chatea cuando se quiere hablar de .... "amor". Una vuelta por los chats descorazona a una persona que sea una enamorada del lenguaje, de las letras y del juego verbal . Banalidades, faltas ortográficas por doquier, estructuras sintácticas sin orden ni concierto, ... Absolutamente penoso. Y ¿así se pretende "enamorar", por decir algo, en este siglo XXI?, o ¿es que el concepto de amor tal como lo conociamos ha cambiado?

Recordé las primeras cartas de amor que recibí hace ya años y, fueron tan hermosas, que todavía las conservo. No era Tolstoi quien me escribía pero, en comparación, con lo que ahora se escribe en la virtualidad del tiempo, es lo que más se asemeja.

Un aviso a los navegantes: sois un tostonazo y no un tolstoiazo.

miércoles, 13 de mayo de 2009


MIS MANOS

Busco los harapos miserables que la vida

fue dejando tras nuestros pasos.


Y en mis manos ya son retazos

que se deshilacharon al aliento de mi boca.
Quizás los suaves tejidos no quisieron

dejar que el peso de nuestras manos
quitaran las minúsculas motas

de amor que allí se depositaron.

Me dejo caer, libremente,

sobre un triste lecho sin calor alguno

y mis ojos miran a lo alto, sin detenerse.

Sólo azul ... sólo un breve blanco...


martes, 5 de mayo de 2009

ACIDO SULFÚRICO

Hace años, cuando la telerealidad no era el plato habitual de nuestras horas muertas, esta novela no hubiera tenido mucho más calado de lo habitual buscando paralelismos con la situación vivida en un campo de concentración cualquiera e, incluso, sería tildada de ciencia ficción.
Hoy ya no es ciencia ficción sino realidad pura sobre la insustancia proporcionada por lo que se supone un medio para distraernos. Muy recomendable para reflexionar en nuestro papel de televidentes-teleadictos, de cómo la intimidad se convierte en extimidad y de cómo ya hemos perdido la vergüenza y hablamos de todo y de todos, sin conocimiento y, lo peor de todo, sin respeto.