Las grandes casualidades y causalidades hacen que, cuando uno menos se lo espera, se encuentre con alguien con esta sensibilidad. Ha sido un placer leerte este poema, Miguel. Yo, que estoy muy conectada con el agua, me ha llenado enormemente beberte en este texto. Ha sido un placer. Y como colofón aportar que tus diseños de joyas y de lámparas son muy dinámicos y alguno ya creo que lo he visto.
Buscamos, y buscamos los granos en los silos del mundo,
el agua en las acequias, embalses, y mares.
Caminamos sin rumbo, en un ir y venir, incierto.
Intentando encontrar lo que muchas veces ya tenemos o ni siquiera existe.
Sentimos, amamos, sufrimos, padecemos la vida, esa epidemia
infinita, e inexorable.
Luchamos, jugamos, perdemos, ganamos, nos retiramos, también abandonamos.
Caminamos, solos,
acompañados.
Senderos, calles, avenidas, caminos rurales.
Señalizados o no, siempre encontramos un punto final,
un último trecho, donde nuestro, siempre río encuentra
un remanso y la naturaleza, busca de nuevo su curso,
en un continuo fluir.
Cual es vivir.
Miguel A. Sanmartín
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