viernes, 26 de noviembre de 2010

Renè Magritte - Paul Eluard



















Parece obligado mostrar al autor de las imágenes que me permiten apuntalar el sentido que le doy a lo que escribo durante esta semana. Magritte es un pintor muy especial para mí por su sencilla sugerencia y todo el transfondo que emite en su manera de expresarse.
Como él mismo ha expresado su inspiración no está ligada a los movimientos en boga de su época -el cubismo, el futurismo, ...- sino que se relaciona con la magia sensitiva, en la cual el erotismo es clave. Sugiero leer a George Bataille en relación con este tema pues se liga con la muerte en el propio subconsciente del autor. Así se nos hace notar en su obra "La línea de vida I" (1938) en donde dice que que encuentra a una joven en el cementerio y que ésta fue objeto de sus sueños.
         Será lo oculto lo más importante que lo que es reconocible. cubre los cuerpos con telas, extiende cortinas y lienzos, encapucha las cabezas. Y lo hace por crear lo extraño. Ejemplo visible está en Los amantes, obra superconocida por el publico en general.
            Lo que sí me gustaría destacar de él es su  poesía pictórica como la  huella visible del pensamiento. Su pintura está regida por la idea de reinventar la realidad y se expresa a través de imágenes fulgurantes, de paradojas visuales llenas de ingenio, ironía y sentido del humor, capaces de transformar la esencia de las cosas. La poesía es la única capaz de desvelar el misterio que lo real esconde dentro de sí mismo y Magritte ha dialogado siempre con la poesía, en especial con la de Paul Éluard, de quien le cautivaba su capacidad para evocar la realidad sin separarla de su misterio: la esencia misma de su arte.

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