lunes, 6 de diciembre de 2010

HONORABILIDAD, PODER Y FRUSTRACIÓN

Es  un término que en el mundo oriental es muy utilizado. Sólo por curiosidad, la RAE estipula los siguiente con respecto al mismo: cualidad de la persona honorable, o sea, digno de ser honrado; y tratamiento de un determinado cargo.Otras acepciones serían: decencia, dignidad, hombría, honradez y respetabilidad.

Como posteriormente pude comprobar a través de comentarios, es cuasi-imposible encontrar sujetos que respondan de esa forma. Quizás todo radique en la lucha de poder que se establece siempre en los grupos, tanto sean de pares como de impares.
Todo ello deriva en una filosofía de la vida que cada uno lleva como mejor se le de a entender. Cuando uno es vitalista, le lleva a denunciar todo aquello que nos separa de esa misma esencia vital: todos aquellos valores trascendentes vueltos contra la vida y que están unidos a las condiciones y las ilusiones de nuestra conciencia. Para mi forma de entender, la vida está totalmente envenenada por categorías de Bien y del Mal, de tener la culpa o de ser el mérito, de haber pecado o de haberse redimido. En su conexión con la teoría del poder, se genera otro concepto que es el de la frustración como una respuesta emocional producida cuando nuestras expectativas no coinciden con el mundo real. Cuando uno no ha madurado se espera que los acontecimientos vengan como mejor nos conviene y como no se acepta la situación se buscan culpables y no se admite la parte de culpa que se pueda tener (incluso que uno sea un iluso). Cuando se madura, ya no se le pide tanto a la vida, se acepta tal como viene y se navega por ella aunque sea en un barco chiquitito. La observación en el día a día conduce a estas aportaciones, que deben subirse al bagaje que todos llevamos a la espalda.
         La reflexión viene a cuento por una conversación que se llevó a cabo sobre la frustración infantil y de cómo generamos nuestros propios conceptos del bien y del mal. Me llevó a pensar en lo que a mi alrededor se generaba como un movimiento semi-apocaliptico de no aceptar la vida sin ponerse plazos o expectativas absurdas o "convenenciudas". Por lo tanto considero que llegar a instalarse en la seguridad o la esperanza de una tristeza es esclavizarse en supersticiones que ningún provecho aportan. Por eso, sembrarla es cosechar desdicha, genera impotencia y no crea sentimientos libres y activos.





1 comentario:

  1. Claro que no aporta nada nuevo sobre la verdad. Vattimo es uno de los máximos exponentes mundiales de la postmodernidad, esto es, de la crítica de los relatos fuertes (no en vano la tendencia se denomina "pensamiento débil") de la afirmación de la relatividad de valores y, en consecuencia, de la muerte de la verdad tal como se entendía hasta ahora.
    Su tragedia es que es católico, y por ello es relevante su esfuerzo por contribuir a una misión casi imposible: encajar el postmodernismo en un relato fuerte como es el discurso religioso; lo que es distinto de la tolerancia porque no se trata de que se soporten mutuamente los distintos relatos fuertes sino de dar cabida en el cristianismo distintas percepciones de manera integrada... Y en la política lo mismo.

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