Realmente una película muy hermosa que necesita de cierta dosis de sensibilidad para apreciarla.
CRITICA DE JULIO RODRÍGUEZ CHICO
"Dice Kitano que "la violencia es como la comedia", y eso es lo que se concluye al ver "Dolls", una película extremadamente lírica, poética, pero con una dureza desgarradora que brota de cada uno de los pro-tagonistas y que penetra hasta el interior del espectador. Con ella, el director de "Hana-Bi" y "Brother" se aleja de sus habituales historias de muerte y mutilación para intro-ducirse en las profundidades del amor, y abandona su tradicional estética de azules y grises para desplegar toma una gama de colores vivos.
Sin embargo, la novedad es sólo aparente porque realmente en to-das sus películas palpita esa mezcla explosiva entre felicidad y soledad, amor y violencia, vida y muerte, de forma que una brota cuando menos se espera y nunca pueden delimitarse con precisión: son condimentos de la vida que no se pueden separar, imprevisibles y misteriosos, que sólo encuentran sentido en el corazón de los enamorados.
Enamorados son las parejas protagonistas de las tres historias que, hilvanadas magistralmente y recorriendo las cuatro estaciones del año, nos ofrecen un fresco que se acerca a la tragedia griega o más bien a la milenaria tradición nipona. Vienen precedidas por un prólogo en el que asistimos a la representación de una historia de amor en un teatro japonés de marionetas bunraku, que sirve de pre-monición para lo que después veremos: se nos ofrece como una lección moral de la rica sabiduría oriental sobre la vida y el amor.
La historia de los vagabundos atados –mejor que "mendigos", error imperdonable del doblaje– es la más de-sarrollada y la más rica estéticamen-te, a la vez que sirve de trabazón con el resto. Con apenas diálogos por la mudez de ella, se nos narra la vid errante de un joven que precipitó a su novia hacia el suicidio al preferir com-placer a sus padres y casarse con la rica hija de su jefe; al darse cuenta de su error poco antes del compromiso, decide consagrar su vida entera al cuidado de la infantilizada muchacha, ligando sus destinos incluso con una soga que la mantenga a su alcance. La segunda trama bien podía llamarse de "la novia eterna" al recordar un acomodado y senil mafioso cómo la novia que tenía cuando era un simple trabajador le prometió que todos los sábados de su vida le llevaría la comida y le esperaría en ese mismo banco del parque en el que entonces se despedían; tras más de cincuenta años, vuelve al lugar y redescubre su amor juvenil, aunque algo ha cam-biado... Por último, tenemos al fan de una estrella del pop, que por amor y para ganar a la mujer que idolatra se quita los ojos cuando ella sufre un accidente y decide apartarse del mundo "para así poder verla".
Estamos ante una mirada pesimista del amor –atadura cuando se tiene y más aun cuando se pierde– e imbuida de una fuerte carga fatalista, con unos personajes que parecen no poder tomar otras decisiones en su vida. Es una mirada nostálgica al amor que se dejó perder y que se ha convertido en fuente de remordimiento y de culpabilidad –en los hombres en las dos primeras historias, y en la cantante también–, que no supieron descubrir a tiempo el amor verdadero y que, cuando lo atrapan, es en unas condiciones tan precarias que apenas dura. Es, en definiti-va, un acercamiento amargo a una vida que se escapa y que no de-ja satisfechos a quienes buscan amar: una visión no muy lejana al del resto de su producción, con seres fríos y en soledad que luchan por sobreponerse a un mundo hostil.
Narrativamente, Kitano se aleja del molde comercial y apuesta por la rup-tura cronológica y espacial en el dis-curso, echando mano de frecuentes elipsis y rápidos flash-back, así como de abundantes metáforas y transpa-rencias que dan un tono poético y contemplativo al film. Una muy cuidada y preciosista fotografía, con bellas estampas de parajes naturales japoneses y un colorido lleno de vistosidad completan una puesta en escena en que los actores emu-lan a las marionetas-máscaras orientales en una interpreta-ción sobria en los gestos pero que permite mostrar unas al-mas dolientes por un amor imposible que no lograron atisbar.
Película muy recomendable por su cuidada e inteligente construcción, y también por hablarnos de realidades universales que interesan a un espectador que tenga educada su sensibilidad, y que sea capaz de percibir las cosas bellas y las realidades más humanas –donde siempre está el amor– que laten en el interior de todos sin caer en el sentimentalismo ni la cursilería."
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