Ambientada en el feroz desierto del Gobi, la historia sigue a dos protagonistas, el teniente Li (Jiang Wen) y el emisario japonés Lai Xi (Nakai Kiichi), ambos guerreros de primera y maestros con la espada. Tras décadas al ser-vicio del emperador chino, Lai Xi desea regresar a Japón, pero en lugar de eso, es enviado al oeste en busca de criminales. Su único pasaporte de vuelta a Japón es capturar y ejecutar al teniente Li, un soldado renegado buscado por liderar un violento motín que provocó al negarse a cumplir la órden de asesinar mujeres y niños prisione-ros. Li y Lai Xi pelean, pero finalmente están de acuerdo en posponer su lucha personal hasta que la caravana que lleva a Minzhu y a un monje budista esté a salvo. El monje, sin embargo, lleva una pa-goda sagrada y poderosa que atrae la atención del despiadado se-ñor de la región, el maestro An (Wang Xueqi). Lai Xi y el teniente Li acompañan a la ex compañía de soldados, que han abandonado sus pacíficas vidas para volver a su lado, y deben afrontar la crueldad del desierto, los bandidos bárbaros de la región y la brutalidad de los hombres del señor antes de poder enfrentarse entre ellos.
Se ha comparado hasta la saciedad esta película con un western. Su director, He Ping, opina de esta forma: “La mayoría de los westerns americanos tratan sobre la imposición del orden en la frontera salvaje, de poner disciplina en el caos. Pero el western chino trata sobre culturas que se encuentran e interactúan en la Ruta de la Seda. A menudo, en el western americano el héroe abre el camino del oeste. El western chino tiene lugar en la Ruta de la Seda, y esa es una ruta de doble sentido”
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