La pieza es una coreografía basada en la novela en dos actos de Pushkin, "Eugenio Onegin", un clásico de la literatura calificado como "una enciclopedia de la vida rusa" en la cual Pushkin vio y creó un arquetipo asombrosamente certero del carácter ruso de ese tiempo, que esta interpretación permite ver a través de los ojos actuales. El director, Eifman, ofrece una mezcla de música clásica y contemporánea. La combinación de la música de Tchaikovsky con el rock de Sitkovetsky son el punto más novedoso de una pieza que mezcla lo real y lo fantástico y que tiene en la escenografía y la iluminación dos elementos de gran trascendencia.
Boris Eifman siempre desarrolló un estilo muy personal resistiéndose a las modas y a las corrientes. Con "Onegin" pretende expresar la más profunda espiritualidad rusa a través del baile y la danza. Ha confesado utilizar su arte para entender los secretos de ese alma rusa. A través de este montaje, Eifman transporta a los personajes de Pushkin a la sociedad actual, colocándolos en nuevas circunstancias más dramáticas, incluso, extremas.
El nombre de Eifman está siempre asociado a los experimentos más interesantes y a las interpretaciones más audaces de las obras clásicas y ha renovado tanto la forma como el contenido del ballet contemporáneo.
Tener la oportunidad de ver esta pieza es una de las experiencias más gratificantes que, en el mundo de la danza y de la escena, se puede disfrutar.
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