lunes, 10 de enero de 2011

MICHAEL CLAYTON O UN DEBATE MORAL

¿Vale todo con tal de generar beneficios?

Michael Clayton (Clooney) trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce de abogado. Su especialidad es arreglar las cosas de la manera más limpia y rápida posible, y se ha pasado toda su carrera limpiando los trapos sucios de sus importantes clientes. No es ni policía ni abogado, sino la perfecta mezcla de ambos: el perro guardián, el compañero fiel que siempre obedece y nunca pregunta... Aquél que apenas puede solucionar lo suyo pero solucionar lo de los demás le va de perlas. Hay tantos ejemplos de ello.
Pero Clooney lo borda y no hay nada más que decir. A este hombre se le hace los favores que haga falta.

SERAPHINE

En 1913, el coleccionista alemán Wilhelm Uhde, uno de los primeros compradores de Picasso y descubridor del Aduanero Rousseau, alquila un piso en Senlis para dedicarse a escribir y descansar de la vida parisina. La casera le manda una mujer de la limpieza. Se trata de Séraphine, que tiene entonces 48 años. Algún tiempo después, cenando en casa de la dueña del piso, ve un pequeño cuadro pintado sobre madera. Se sorprende al enterarse de que la autora es la mujer que limpia su casa. Así nace una relación conmovedora e inesperada entre un marchante de vanguardia y una mujer visionaria.
Y aunque está considerada como muy buena película, en mi humilde opinión, podría sacarse más de su biografia y dar un ritmo con más compás.
De todas formas se recomienda para pensar en aquellas personas que muy cerca de nosotros se hayan y que son un tesoro que hay que descubrir. Ver con los otros ojos.

 

MISHIMA

El film cuenta la vida de Yukio Mishima, uno de los escritores japoneses más importantes del pasado siglo XX. La película nos muestra las inquietudes y contradicciones de un hombre complejo, mezclando fragmentos de su vida con recreaciones de obras como El pabellón de oro, La casa de Kyoko y Caballos desbocados. El largometraje comienza el último día de vida de Mishima, cuando cometió un célebre seppuku en público (un suicidio ritual por desentrañamiento).

martes, 4 de enero de 2011

BAJO EL SOL JAGUAR

Tenía un libro que hace años me habían regalado en una feria del libro. Era verano e ibamos andando por una alameda. Sacó de la bolsa un ejemplar de "Memoria del mundo y otras cosmicómicas" de este mismo autor. Lo abrí y la dedicatoria ponía: "Para mi amada esposa , afectada por la lectura del italiano".
Italo Calvino siempre ha sido un referente en la literatura italiana y hay que descubrirlo a través de su famosa trilogía : "El vizconde demediado", "El barón rampante" y "El caballero inexistente" para poder avanzar con él.
Es un mundo particular, es sensitivo, apremiante y fuerte.
En "Bajo el Sol jaguar" todo es sensualidad a través del olfato, del paladar y del oído. Excelente.

domingo, 2 de enero de 2011

EL ROMANCE DE LOS TRES REINOS

 Romance de los Tres Reinos (chino tradicional:三國演義; chino simplificado:三国演义; pinyin: sānguó yǎnyì) fue escrito por Luo Guanzhong en el siglo XIV. Se trata de una novela histórica china sobre los acontecimientos en los turbulentos años al final de la Dinastía Han y la era de los Tres Reinos , a partir de 169 d. C. y terminando con la reunificación de toda China en el año 280 d. C. Se basa en parte en el libro Registros de los Tres Reinos de Chen Shou.

Es aclamada como una de las cuatro novelas clásicas chinas de la literatura china, con un total de 800.000 palabras, es decir, casi un millón de caracteres y 120 capítulos.

sábado, 1 de enero de 2011

84, CHARING CROSS ROAD

Hace pocos años fui obsequiada con un libro que es una delicia para leer: "84, Charing Cross Road" de Helene Hanff y publicado en Anagrama. Fue un libro que inauguró una nueva etapa de mi vida. La dedicatoria es "Para que lo disfrutes y vayas a ver la librería" Carmen. Hoy he visto la película y es realmente fiel y me emocíonó tanto como el libro. No es de sorprender dado los actores maravillosos que la interpretan. Volví a la estantería donde está, en uno de los lugares de libros predilectos, y lo volví a hojear. Dentro encontré los recuerdos que dejé: billetes de tren y reservas de hoteles. Siempre hago lo mismo con esos libros que llegan tan dentro. Sus palabras y mis sueños.


                               William Butler Yeats
“He Wishes For The Cloths Of Heaven”

“he desplegado mis sueños bajo tus pies
pisa suavemente, porque pisas mis sueños”




 Para hacer frente al alquiler de su modesto apartamento neoyorquino, Helene Hanff participa en la elaboración y corrección de guiones para el incipiente medio televisivo. No es un trabajo que la reconforte especialmente, ya que su verdadera pasión es llegar a ser escritora, y la lectura de obras que casi nunca se encuentran en las grandes librerías, o son excesivamente caras. Por consiguiente, Helene recurre a pequeñas tiendas en las que el catálogo de incunables resulta extraordinario. En el número 84 de Charing Cross Road, en una vieja y pequeña librería londinense, encuentra algunos de los libros que más le interesan y ediciones ya fuera de circulación. Frank P. Doel, un hombre de mediana edad casado y de trato exquisito, es quien responde a las cartas de la Sra. Hanff. Aunque no siempre puede satisfacer las peticiones de la apasionada lectora.  La atención y el cuidado con el que se expresa el Sr. Doel, llena de gratitud a la americana, quien no duda en adjuntar al talón correspondiente un regalo en forma de alimentos de primera calidad como muestra de solidaridad y de afecto en un periodo especialmente crítico para Gran Bretaña después de sufrir los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
Mi noche es una pesadilla de lágrimas de hielo
que no se dejan secar.
Atardece y ya no tengo sombra.
Temo la oscuridad invadida de mi habitación
a la que tengo que entrar,
sólo a su puerta la miro y ya no respiro.
Caigo y abandono.
Mis páginas no las pasan inciertos dedos,
ya no leen ni huelen mis textos.

Necesito morir
morir, morir y morir.
Quiero ser muerta,
desollada y carbonizada.
Que me abran destrozándome,
que me corten sin piedad,
que me descuarticen
echando mis visceras
por las calles,
arrastrándolas hasta dejar
rojo, todo rojo,
terriblemente todo arrojo.

Con el frío escalpelo de la mente
has abierto la piel de la mañana,
la carne de las cosas en su altura
y en su profundidad,
convulsos átomos,
remotas nebulosas estelares,
que dilatan los vértices del tiempo.
La minuciosa infinitud cercana
y el turbulento plan del infinito.

Pretendías aislar en su pureza
el principio esotérico que rige
la danza discordante de la vida,
ingresar en el útero feliz de lo real,
si es que existe esa médula, si resulta tangible
que hay una alquimia de placer oculto
en la materia que ruden los sentidos.
Tu disección buscaba ese elemento
de la tabla periódica, que diera
una remota causa a la felicidad.

Pero en el epicentro de las cosas que quieres
no hay un sagrario hueco en donde baile,
por el querer sin más de su energía,
la esencia indivisible que mueve el entusiasmo.
No hay un altar de luz para la euforia.

Los objetos del mundo son un arcón sin fondo
en donde malgastar, aprovechándola,
la feroz voluntad de ser feliz.
Contra cualquier dictado de prudencia,
cada instante reclama, irreflexivo,
una conjura unánime de tí.
La asombrosa oquedad de la mañana
merece un segundo de tristeza.

El único exorcismo que te exige
el displicente mundo material
es tu bárbaro júbilo.
Para que arda en su ser
la alegría voraz de los inconquistables.



Vivir es este puro mecerse insatisfecho
que sólo se consuela en su vaivén,
perdición de intemperies, aire libre
que construye en el aire
su infiel arquitectura sin cobijo.

El soplo de la carne deja su tibia estela,
contoneo de los desequilibrios,
huella de su volar desorientado,
y allí donde no hay nada encuentra pie,
y a veces se detiene, ingrávida, en la altura,
aleteando de existir conforme.

Querer es este impulso elemental
que sólo se alimenta de querer,
ráfaga incosecuente de apetito,
capitel de ambición, afán perfecto
que ni está sostenido ni se sostiene.

Pensar es este cálido refugio en el vacío,
estas aladas cincunvoluciones
que encuentran su armonía en ocurrir,
mundo dentro del mundo, brisa leve
que abanicó la tierra el primer día.

La voluntad, la vida, el pensamiento
son esta fantasmal pirámide en el viento.

jueves, 30 de diciembre de 2010

CARTA A LOS REYES

Queridos Reyes Magos:

Espero que al recibo de esta carta me hayais considerado como una niña buena que he sido y que os acordeis de dejarme algo de lo que os pido. Soy muy consciente de los tiempos que nos ha tocado vivir y creo que con un libro me conformo. El que he seleccionado es de Willem Frederik Hermans y se titúla "No dormir nunca más". Aunque hay una lista enorme sólo selecciono este y si cayera algo más, la segunda parte de JIN PING MEI también me haría un poco feliz.

lunes, 27 de diciembre de 2010

JOSE LEZAMA LIMA

BIOGRAFÍA.-

Lezama nació en 1910 en el campamento militar de Columbia, en La Habana, hijo de José María Lezama y Rodda, coronel de artillería e ingeniero, y de Rosa Lima.
En 1920 ingresa en el colegio Mimó, donde concluye sus estudios primarios en 1921. Comienza sus estudios de segunda enseñanza en el Instituto de La Habana, donde se gradúa como Bachiller en Ciencias y Letras en 1928. Un año más tarde iniciará los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana.

Su obra culterana está saturada de claves, enigmas, alusiones, parábolas y alegorías que aluden a una realidad secreta, íntima y, al mismo tiempo, ambigua. Desarrolló una erótica de la escritura, anticipándose, de esta manera, a las corrientes europeas de la estilística estructuralista. Sus ensayos son imaginativos, poéticos, abiertos y constituyen una recreación de textos y visiones. Promotor de revistas y cenáculos, supo congregar en torno de sí a poetas de la talla de Gastón Baquero, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Virgilio Piñera y Octavio Smith, entre otros. Su amistad con el poeta y sacerdote español Angel Gaztelú, contribuyó a la formación de su mundo espiritual.
Su novela Paradiso, obra cumbre del autor, fue publicada en el año 1966. Considerada por muchos críticos como una de las obras maestras de la narrativa del siglo XX, en ella confluye toda su trayectoria poética de carácter barroco, simbólico e iniciático. Fue publicada en 1970 por la editorial mexicana Era, en una edición revisada por el autor y al cuidado de Julio Cortázar y Carlos Monsiváis.

Paradiso fue calificada por las autoridades cubanas dos años más tarde como "pornográfica" debido al tema de la homosexualidad en su trama y esto sirvió de antesala a la acusación por actividades contrarrevolucionarias en 1971 que le amargó los últimos años de su existencia.

Profundo conocedor de Platón, los poetas órficos, los filósofos gnósticos, Luis de Góngora y las corrientes culteranas y herméticas, devoto del idealismo platónico y ferviente lector de los poetas clásicos, Lezama vivió plenamente entregado a los libros, a la lectura y a la escritura. Se ha dicho de él que fue "un escritor de palabra golosa, henchida de barruntos sobre las más extraordinarias imaginerías. En él, el vocablo se hunde, como inmenso cucharón, en un caldo que contiene todos los saberes y todos los sabores y logra extraer, inimaginablemente entremezclados, bocados que son imágenes, que son poesía. Lezama es un poeta de lo sensual; escritor de una palabra que es deleite, que es placer, que es plenitud." (Rafael Fauquié, Escribir la Extrañeza)

La estética de Lezama es la estética de la intuición y de lo intuitivo: percepción primaria donde se encuentran todas las clarividencias. Por lo que respecta a su poesía, no se alteró especialmente en la forma ni el fondo con la llegada de la Revolución y se mantuvo como una suerte de monumento solitario difícilmente catalogable. Para muchos especialistas, el conjunto su obra representa dentro de la literatura hispanoamericana una ruptura radical con el realismo y la psicología y aporta una alquimia expresiva que no provenía de nadie. Julio Cortázar fue sin duda el primero en advertir la singularidad de su propuesta.

En 1972 recibe el Premio Maldoror de poesía de Madrid y en Italia el premio a la mejor obra hispanoamericana traducida al italiano, por la novela Paradiso.


domingo, 26 de diciembre de 2010

JIGAI



JIGAI

Al contrario que el seppuku, el jigai se puede efectuar en solitario, donde con un tantô se atraviesan el cuello seccionándose la arteria carótida, es más, se suicidaban en la soledad de su hogar mirando hacia una puerta y segura de que no la encontrarían hasta mucho después para que cuando la encontrasen, estuviera como si los recibiera. Las mujeres usan el obi, tanto para ocultar el tantô, como para evitar que se desparrame alguna víscera que empañe el estado del cadáver y quede así más elegante por que como podréis imaginar no es de recibo que el cadáver quede en un estado grotesco tras suicidarse, incluso se ataban las piernas con un lazo para evitar que el cuerpo cayera con las piernas abiertas y quedara en alguna posición poco decorosa.

     Normalmente, las mujeres se suicidaban por la derrota de  sus maridos, hijos, prometidos, etc… en la batalla o si ella o algún familiar había caído o realizado algún acto que trajera la deshonra a la familia o para evitar que la violasen. Es decir, la mitad de las veces se suicidaban por un acto ajeno a ellas mismas pero también se dice que se suicidaban cuando no conseguían el amor deseado

HARA-KIRI O SEPPUKU

El seppuku o hara-kiri es el término japonés empleado para denominar un suicidio ritual por desentrañamiento.

En Japonés 'hara-kiri' no se usa comúnmente, ya que tal término es considerado vulgar y grotesco. Era una práctica común entre los samurais, que consideraban su vida como una entrega al honor de morir gloriosamente, rechazando cualquier tipo de muerte natural. Por eso, antes de ver su vida deshonrada por un delito o falta, recurrían con este acto a darse muerte (tal y como significan esas palabras, Hara-kiri: "cortadura de vientre").

La práctica de obligar a la muerte por medio del Seppuku por orden de un amo es conocida como oibara o junshi; el ritual es similar.
Evitar el deshonor

Para los Samuráis, la muerte significaba un asunto de honor, y la muerte por vejez y por causas naturales no era algo deseable. Como lo creían los antiguos griegos, una muerte noble, temprana y violenta era un signo de predilección de los dioses, su ideal era "Vivir bellamente y morir de manera hermosa". De allí la adopción del capullo de cerezo como emblema del Samurai... bello y efímero.
Un día en pleno florecimiento, al dia siguiente abatido por la tormenta. "Vivir por siempre feliz" era un concepto extraño por completo y sigue siéndolo en la literatura japonesa moderna. Sin embargo, buscar la muerte deliberadamente era un signo de cobardía y escapismo. Un hombre notable viviría su existencia de un modo tan noble como pudiese y sólo en determinadas circunstancias prescritas podía recurrir al Seppuku o Hara- kiri (que significa literalmente "cortadura del vientre") como un escape honorable. Estas circunstancias se referían a vengar a los amigos, pagar un crimen o error, o evitar el deshonor.

El rito del seppuku

El seppuku era una parte clave del bushido, el código de los guerreros samurai. El Seppuku podía ser voluntario, usado por los guerreros para evitar caer en manos del enemigo o para expiar un fallo al código del honor, u obligatorio, por mandato de un Shogun o tribunal en caso de que un samurai cometiera un delito de asesinato, robo o corrupción. En este caso, se comunicaba al samurai un plazo para realizar el Seppuku, y de no producirse se procedía a decapitar al reo.
       Previamente a cometer seppuku se bebía sake y se componía un último poema de despedida llamado zeppitsu o yuigon, casi siempre sobre el dorso del tessen o abanico de guerra.
       En el rito del Seppuku, el samurai se colocaba de rodillas y hundía una espada corta (wakizashi o tanto) por el lado izquierdo del vientre, continuaba el corte hacia la derecha, volvía al centro y efectuaba un giro para ascender en la trayectoria del corte, hasta el esternón. Como curiosidad, el samurai que efectuaba el seppuku tenía que sostener el wakizashi o tanto usando un paño para no salpicarse las manos, ya que morir con las manos manchadas de sangre constituía una deshonra.
       Mientras el guerrero efectuaba el seppuku, un compañero kaishaku se mantenía a su lado de pie, y si veía a éste sufrir demasiado, le cortaba la cabeza.
       El término kaishaku no es el equivalente al de un verdugo, sino al de un caballero que asiste a la realización del seppuku (en muchos casos es un cargo desempeñado por un familiar o amigo del condenado



sábado, 25 de diciembre de 2010

"Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.

Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor."
Fragmento del discurso de los Nobel
Vargas LLosa
Cuando conocí a Vargas Llosa, en una simple firma de libros, supe al instante, en ese mismo momento que su prosa -que ya vibraba de por sí- no sería superable a su presencia no difuminada, sino intensa. A su mirada, el gesto de su mano apretando la mía y su manejo oral se le unía su olor, su eterno olor a lucha y a batalla.
Travesuras de la niña mala  fue la oportunidad de conocerte y sólo en ese instante me supe suya eternamente. Dios mío, que Gabo me perdone.¿Cuál es el verdadero rostro del amor? Ricardo ve cumplido, a una edad muy temprana, el sueño que en su Lima natal alimentó desde que tenía uso de razón: vivir en París. Pero el rencuentro con un amor de adolescencia lo cambiará todo. La joven, inconformista, aventurera, pragmática e inquieta, lo arrastrará fuera del pequeño mundo de sus ambiciones. Testigos de épocas convulsas y florecientes en ciudades como Londres, París, Tokio o Madrid, que aquí son mucho más que escenarios, ambos personajes verán sus vidas entrelazarse sin llegar a coincidir del todo. Sin embargo, esta danza de encuentros y desencuentros hará crecer la intensidad del relato página a página hasta propiciar una verdadera fusión del lector con el universo emocional de los protagonistas. Creando una admirable tensión entre lo cómico y lo trágico, Mario Vargas Llosa juega con la realidad y la ficción para liberar una historia en la que el amor se nos muestra indefinible, dueño de mil caras, como la niña mala. Pasión y distancia, azar y destino, dolor y disfrute... ¿Cuál es el verdadero rostro del amor?




ARCADIA

Gavras al presentar la película dijo que hoy las decisiones empresariales 'han dejado de respetar a los mandos intermedios de las sociedades y sólo importa el beneficio de los accionistas Arcadia, que toma el nombre de la compañía en la que aspira a trabajar el personaje principal, Bruno. Este se derrumba tras meses sin trabajar, siente perdida su dignidad y con la suya la de toda su familia, surge entonces la figura de su esposa, Marlene, que sí conoce el secreto de la vida según Gavras. El actor protagonista de la película, José García reconoció que 'Hoy es la economía la que machaca a los humanos cuando antes eran los humanos los que controlaban la economía'Gavras al presentar la película dijo que hoy las decisiones empresariales 'han dejado de respetar a los mandos intermedios de las sociedades y sólo importa el beneficio de los accionistas Arcadia, que toma el nombre de la compañía en la que aspira a trabajar el personaje principal, Bruno. Este se derrumba tras meses sin trabajar, siente perdida su dignidad y con la suya la de toda su familia, surge entonces la figura de su esposa, Marlene, que sí conoce el secreto de la vida según Gavras. El actor protagonista de la película, José García reconoció que 'Hoy es la economía la que machaca a los humanos cuando antes eran los humanos los que controlaban la economía'

ZAITOCHI

Japón, siglo XIX, Zatoichi es un vagabundo ciego que se gana la vida dando masajes y jugando a los dados. Pero detrás de su humilde fachada, Zatoichi es un gran espadachín, deleitando con toques de una sobrecogedora precisión. Zatoichi descubre una pequeña ciudad perdida en la montaña dominada por la banda del despiadado Ginzo. Éste se deshace de cualquiera que se ponga en su camino contratando para ello a Hattori, un famoso samurai. Un día jugando junto a su inseparable amigo Shikichi coinciden con una pareja de geishas. Tan peligrosas como guapas, Okinu y su hermana Osei han venido a la ciudad para vengar el asesinato de sus padres. Teniendo como única pista el misterioso nombre de Kuchinawa, las hermanas esconden un montón de ases en la manga. La siniestra banda pronto acorrala a Zatoichi. Junto a su legendaria espada, el destino de Zatoichi se verá involucrado en situaciones muy violentas.

viernes, 24 de diciembre de 2010

EL OCASO DEL SAMURAI

         El prolífero director japonés Yoji Yamada vuelve a la carga con una película que podría enmarcarse dentro del selecto círculo de las obras maestras de la historia del cine. Este hecho le hizo merecedora de una nominación a los Oscars 2004 a la Mejor Película Extranjera y ganadora de 12 de las 14 categorías a las que aspiraba en los premios de la Academia Japonesa de cine. Este filme está basado en tres novelas cortas, Tasogare Seibe, Hoito Sukehachi (Sukehachi el mendigo) y Takemitsu Shimatsu (Historia de una espada de bambú), del escritor japonés Shuhei Fujisawa, uno de los más destacados de la novela de ficción sobre samuráis.
Este largometraje ha supuesto el primer acercamiento de Yamada a la casta de los samuráis. De este modo, el director japonés ha asumido el difícil reto de recrear una provincia del norte de Japón durante la segunda mitad del siglo XIX con una historia de samuráis de un estilo original y distinto al hasta ahora conocido.
El filme está protagonizado por Hiroyuki Sanada (El círculo, El último samurái) y Rie Miyazawa (ganadora del premio a la mejor actriz por el largometraje hongkonés Peony Pavillion en el Festival Internacional de Cine de Moscú). También ha debutado en esta película Min Tanaka, gran maestro de butoh (danza japonesa de vanguardia), que interpreta a un espadachín invencible.
El reparto se completa con Mitsuru Fukikoshi (SF-Samurai fiction, Whiteout); Ren Osugi (Hana-bi, Flores de fuego, Sonatine), un talento considerado insustituible en el mercado cinematográfico japonés; Tetsuro Tanba, que ya apareció en Fifteen (también de Yamada) y que mostró su inagotable talento en The happiness of the Katakuris, de Miike Takashi; Keiko Kishi (ganadora del Premio de la Academia Japonesa a la mejor actriz por Big mama); y Nenji Kobayashi, habitual de las películas de Yamada.
El ocaso del samurái nos muestra la historia de Seibei Iguchi, un samurái de bajo rango que vive alejado de toda gloria trabajando como burócrata en el Japón de mediados del siglo XIX -en la agitada época que precedió a la revolución Meiji (1868)-. Viudo, vive con sus dos hijas, a las que adora, y con su madre ya senil, por lo que, al terminar su jornada de trabajo, Seibei se niega a comer y beber con sus compañeros samuráis, corre a su casa y se centra en las labores domésticas y en otros trabajos. A sus espaldas, los demás samuráis le llaman de broma "Tasogare Seibei".
Sin embargo, al protagonista se le presentan nuevas perspectivas en su vida cuando se entera de que Tomoe, su amor de siempre, se ha divorciado de su cruel marido, Toyotaro, contra el que Seibei se verá obligado a luchar en inferioridad, puesto que tan sólo cuenta con una simple espada de madera. La hazaña de Seibei pronto se difundirá por toda su entorno, obligándole esta fama, y el código de honor de los samuráis, a batirse en duelo con un compañero disidente de su mismo clan.
Con esta historia, en la que los sentimientos marcan el destino de todos los personajes, Yoji Yamada (Osaka, 1931) ha filmado el trabajo número 77 dentro de sus 41 años de carrera, aquella que comenzara con la película Stranger upstairs. El director de la popular Tora-san (1969), la serie de películas más extensa de la historia del cine, cuenta en su filmografía con otros títulos de éxito como Where spring comes late (Kazoku), Home from the sea (Kokyo), The village (Harakara) o The yellow handkerchief (Shiwase no Kiiroi Hankachi), aclamada tanto dentro como fuera de Japón.
Su excelente trabajo le ha valido a Yamada muchos premios, tanto de órganos gubernamentales como de festivales cinematográficos. El ocaso del samurái ha cosechado grandes éxitos como la ya mencionada nominación a los Oscars, los 8 premios Kinema Jumpo (incluido el del Público la Mejor Película del año) y la inclusión en la Sección Oficial del Festival de Berlín 2003.

THE HIDDEN BLADE

Japón, siglo XIX. El declive de la casta guerrera de los Samurai y de los Shogun ha hecho mella en el pequeño feudo de Unasaka, situado en la costa del noroeste del país. El samurai Yaichiro Hazama se marcha a la lejana ciudad de Edo para hacerse cargo de un puesto muy importante de la organización del clan, mientras sus amigos samuráis, Munezo y Samon, vuelven al lugar en el que Munezo nació y creció. A pesar de su modesto sueldo consiguen vivir una vida placentera en la casa de la madre de Munezo junto con la hermana pequeña de éste y la hija de un vecino que es granjero, llamada Kie, que trabaja en la casa como empleada doméstica y espera poder conseguir marido. Durante los tres años siguientes fallece la madre de Munezo, Samon se casa con la hermana de Munezo, y Kie se casa con el hijo de una familia acomodada de mercaderes, los Iseya.