miércoles, 23 de septiembre de 2009

Pavorosamente gritan las neuronas
cuando la llamada del aullador se oye lejana
Esa naturaleza brava y constante que,
como vegetación espesa,
cierra sentidos, paraliza sentimientos
y deja que la mirada se vuelva.
Como la enfermedad que encuentra el banquete
en los seres débiles y faltos de energía,
y así como el deseo se establece en el cuerpo nervioso,
que anhela ser acariciado,
aparece la garra que encuentra el objeto presto de su pulsión.
Es devenir no creador, es agotamiento,
que deja inerte el espíritu en un volver al deceso
para intentar llegar al nacimiento
de una nueva idea, de un nuevo poema ....
Acabado y empezado, así ...

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