"El hombre que ha sabido pintar los rasgos transparentes de Natacha o de Ana, parece, a simple vista, un agudo conocedor del carácter femenino. Sin embargo, los hombres y las mujeres somos distintos. Nosotros las necesitamos porque no sabemos amar sin ellas. Pero ellas aman el amor, se enamoran del amor, juegan al amor. Son como los astros, que cambian de color cuando pasan delante del Sol. Por eso sólo las hacemos felices cuando no pretendemos ser amados por ellas y las dejamos jugar a su amor. O quizás es que los hombres nos creemos cuadrados, rojos y azules, pero somos estechos y gris claro ...."
Así, Wiesenthal define a Tolstoi "uno de los más bellos personajes que ha dado el alma rusa, más contradictorio que Dostoievski, tan apasionado como Pushkin, tan humano como Gógol".
Al leer a Tolstoi se siente el torrente de cada frase girar en torno del ser que quiere describir.Escribe en la sensación de puntear un bordado de letras y ofrece el apresto necesario para que sea consistente. Leerlo da sensación de ligereza y de camino que se hace "allegro".
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