"Juzgar" es un término que admite dos significados distintos:
- Subsumir clasificatoriamente de lo singular y particular bajo algo general y universal. Medir, acreditar y decidir lo concreto mediante criterios regulativos.
- Situación en la que no hemos estado o visto nunca y para lo que no tenemos criterio y en donde sólo podemos apelar a la evidencia con nuestra capacidad humana y que tiene que ver con diferenciar y no con ordenar y subsumir. Es el juicio estético o de gusto, sobre el cual podemos discutir y llegar a un acuerdo porque ante lo que no conocemos sólo podemos opinar si esto o aquello la hubiera juzgado correcta o incorrectamente.
Cuando nos encontramos en situaciones no cotidianas, que irrumpen huracanadamente, nuestra capacidad de juzgar se ve mermada por el instinto de supervivencia en un ámbito concreto. No valen de nada los criterios familiares o culturales aprendidos. Sólo afecta a nuestra ansiedad de no perder el poder. Es lo que realmente nos moviliza. Tenemos siempre esa oportunidad de juzgar con facilidad sin ponernos en cada sitio y creernos que estamos en el oportuno sitio. Jueces de todo lo que se mueve y respira. ¡Cuánta razón llevamos! ¡Qué orgullosos estamos de nosotros mismos cuando juzgamos aquello por donde no hemos pasado! Cargamos con el hacha encima de nuestros hombros y vamos asestando aquí y allí. Qué triste!
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