La indignación de su protagonista, Vania, traspasa más allá del siglo que tenemos de por medio. Ni siquiera la puesta en escena -clásica como en su originaria concepción el autor crea- con sus brumas y disparo (obligado para el autor ruso) nos aleja de la realidad que tenemos ante nuestros ojos. La misma bruma, la misma indignación del protagonista, la propia chulería y prolongada"jeta" del cuñadísimo, esa pistola que todos querríamos tener a mano para acabar con los corruptos, blufs y payasos que nos rodean. Merece la pena verla para que se compare que los tiempos no han cambiado.

Al finalizar el día, cuando los espíritus se serenan y las tareas declinan, comienza el momento de recuperar fuerzas y momentos claves del devenir que supuso la jornada. Reflexiones personales sobre las cosas que pasan aquí y ahí, en el exterior y en el interior. La palabra necesita del corazón para que sea inteligente: necesita palpitar y sentirse viva.
lunes, 14 de enero de 2013
TIO VANIA VERSUS NUESTRA PROPIA REALIDAD
La oportunidad de ver un clásico no debe ser nunca pasada de largo. Siempre, y más si se trata de Chejov, la actualidad mandará sus obligadas reseñas y en este caso más que nunca.
La indignación de su protagonista, Vania, traspasa más allá del siglo que tenemos de por medio. Ni siquiera la puesta en escena -clásica como en su originaria concepción el autor crea- con sus brumas y disparo (obligado para el autor ruso) nos aleja de la realidad que tenemos ante nuestros ojos. La misma bruma, la misma indignación del protagonista, la propia chulería y prolongada"jeta" del cuñadísimo, esa pistola que todos querríamos tener a mano para acabar con los corruptos, blufs y payasos que nos rodean. Merece la pena verla para que se compare que los tiempos no han cambiado.
La indignación de su protagonista, Vania, traspasa más allá del siglo que tenemos de por medio. Ni siquiera la puesta en escena -clásica como en su originaria concepción el autor crea- con sus brumas y disparo (obligado para el autor ruso) nos aleja de la realidad que tenemos ante nuestros ojos. La misma bruma, la misma indignación del protagonista, la propia chulería y prolongada"jeta" del cuñadísimo, esa pistola que todos querríamos tener a mano para acabar con los corruptos, blufs y payasos que nos rodean. Merece la pena verla para que se compare que los tiempos no han cambiado.
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