La última muestra de la inquietante Amélie, nada dulce, nada tranquila, ... nada y, definitivamente, siempre sorprende. Aprender siempre algo de nuestro interior es, para mi entender, el objetivo de esta maestra del misterio sobre nosotros mismos. Siempre la sigo. Año tras año, ella va cumpliendo con su novelita -porque lo que se dice de formato de más de 2 horas no llega- que tiende a romper la monotonía de los personajes trillados, aquellos que se enamoran, que se odian o que, en realidad, tienen una "trilla" mental. Bueno, de esos innumerables casos que a nuestro lado se sientan en el autobús. Lo más cotidiano llevado a lo singular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario