La situación de nuestro entorno es tremendamente similar. Ya decía mi colega T., hace ya tiempo, que los hombres de esta generación no saben de qué hablar si no es del partido del domingo, de las cenas opíparas que se pasan unos a otros a través de los cacharrillos telefónicos; de las tías que suben al pub de moda -"Oye, y cómo estaba la piba!!! pero como no tenía el Audi aparcado en el subterráneo, ya ni me miró"- conversación real pura y dura, (así la debía de tener él al verla, digo yo).... Conversaciones que son con-sinsensaciones. No hay sentimientos de por medio. No vaya a ser que se les llame maricas o cualquier otra cosa que no sea varonil de presencia. HORROR.
Señores y Señoras que son varones de cuarenta y tantos .... que así está el panorama.
Y, claro, van sucediendo: las puestas de cuernos, los divorcios -que ellos ven sin sentido- cuya valentía ponen en manos de la parienta, las disfunciones eréctiles ("¿En dónde?" -dice uno de los protagonistas), las ansiedades absurdas, .... LA REALIDAD QUE LES PEGA UNA BIEN DADA EN TODA LA FRENTE. ¿Y luego resulta que el género débil son ellas? Vean la película y sabrán quienes son los que saben dar un paso al frente y resolver sin andar con mamonadas.
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