Cuando me decidí a leer esta novgrfica no esperaba encontrarme de bruces con la realidad que alguna vez me había comentado un colega: lo difícil que era ser gay y poder mantener una relación estable. Esta novela lo plasma con realidad pasmosa y, en mi opinión, algo triste.
El mundo ha cambiado mucho y las relaciones de pareja son de lo más dispar ... hay que olvidarse de lo que hacían nuestros padres o lo que antes tenía la oportunidad de hacerse o de deberse más bien. Internet y el individualismo en auge hace que decidirse por una persona sólo sea una opción muy complicada. Da igual sea uno hetero o gay. Es lo mismo. También está lo que se comenta: que si promiscuidad propia o, como decía el coleguita: "Es que somos HOMBRES".
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